jueves, 24 de junio de 2010

ESTAMOS CRIANDO VAGOS...



Por el Dr. César Mella (Psiquiatra)

Nos preguntamos asombrados ¿qué está pasando en este país? Al ver las atrocidades que ya son cotidianas en la noticias, y al mismo tiempo nos confortamos liberándonos cómodamente de la responsabilidad de actuar culpando siempre a nuestro gobierno de toda la inseguridad que se vive en las calles.
Este país está sumergido en una era delictiva generada y participada principalmente por gente joven.
Yo me preguntaría y plantaría la siguiente pregunta: ¿cómo eduqué o estoy educando a mis hijos? ¿Qué valores inculco o inculqué a mis hijos?
A los jóvenes de este siglo hay que llamarlos varias veces en la mañana para “llevarlos” a la escuela y digo llevarlos porque no tienen que tomar el camión o caminar para llegar a ella.
Se levantan generalmente irritados pues se acuestan muy tarde viendo el cable, jugando playstation, hablando o mensajeando por teléfono o conectados a la Internet.

No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos en poner un dedo en nada que tenga que ver con arreglar algo en el hogar.

Tienen los últimos juegos del mercado, ipods y computadoras, que cada día hay que actualizarles.......

Idolatran a sus amigos y a los falsos personajes de los realitys de mtv, ah pero viven poniéndoles defectos a sus padres a los cuales acusan a diario de que sus ideas y métodos están pasados de moda.

Se cierran automáticamente a quien les hable de ideologías de moral, honor y buenas costumbres, y mucho menos de religión pues lo consideran aburrido y que ya lo saben todo.
Nos asombramos porque los sicarios cobran cuotas sin trabajar por ellas cuando a nuestros hijos los acostumbramos a darles todo incluso su cuota semanal o mensual sin que verdaderamente trabajen por ella, y de la que todavía se quejan a porque 'eso no me alcanza'.

Si son estudiantes siempre inventan trabajos de equipo o paseos de campo, que lo menos que uno sospecha, es que regresarán con un embarazo, habiendo probado éxtasis, coca, marihuana o cuando mínimo alcoholizados.

Y cuando les exiges lo más mínimo en el hogar o en la escuela lejos de estar agradecidos te contestaran: “yo no pedí nacer” “es su obligación mantenerme” o “quien les manda a mis padres andar de calientes”.
Definitivamente estamos jodidos pues la tasa de que hagan su vida independiente se aleja cada vez más, pues aún el día que se gradúan y consiguen un trabajo, hay que seguirlos manteniendo, pagándoles deudas, servicios y hasta los partos de sus hijos.
Con lo anterior, me refiero a un estudio que indica que este problema es mayor en chicos de la sociedad de clase media o media alta (o de capas medias urbanas) que bien pudieran estar entre los 14 y los 28 años, si es correcto 28 años o más lo pueden creer??? y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.

¿Entonces en que estamos fallando?

Yo se que dirán que los tiempos y las oportunidades son diferentes, pues para los nacidos en los años cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado es que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que ayudar a limpiar la casa; no se frustraban por no tener vehículo, andaban a pie a donde fuera, siempre lustraban sus zapatos, los estudiantes no se avergonzaban de no tener trabajos gerenciales o ejecutivos aceptaban trabajos como limpiabotas y repartidores de diarios.
Lo que le pasó a nuestras generaciones, es que elaboramos una famosa frase que no dio resultado y mandó todo al diablo:
'¡YO NO QUIERO QUE MIS HIJOS PASEN LOS TRABAJOS Y CARENCIAS QUE YO PASE!' .

Nuestros hijos no conocen la verdadera escasez, el hambre. Se criaron en la cultura del desperdicio: agua, comida, luz, ropa, dinero.
A los 10 años ya habían ido a Disney World mínimo dos veces, cuando nosotros a los 20 si bien nos iba sabíamos lo que era tener un pasaporte.
El 'dame' y el 'cómprame' siempre fue generosamente complacido convirtiéndolos en habitantes de una pensión con sirviente incluido y todo incluido, que después queríamos que funcionara como un hogar.
Es alarmante el índice de divorcios que se está generando, se marchan al exterior a la conquista de una pareja y vuelven al hogar a los cuantos meses divorciados porque la cosa 'les aprieta' ninguno de los dos quiere servir al otro en su nueva vida y como nunca batallaron en su pensión con sirviente incluido, a las primeras carencias en su nuevo hogar avientan el paquete y regresan a casa para que mamá y papá continúen resolviéndoles la vida.
Este mensaje es para los que tienen hijos pequeños y que pueden todavía moldearlos, edúquenlos con principios, y responsabilidades háganles el hábito del ser agradecidos.
Háganles el hábito de saber ganarse el dinero, la comida, la ropa, el costo de la estancia en la casa de la cual no aportan para el pago de servicios, háganles saber lo que cuesta cada plato de comida, cada recibo de servicio, háganles sentir en su casa como se comportarían ustedes en casa ajena cuando van de visita.
Por ese domingo o cuota semanal o mensual pónganlos los sábados o domingos a lavar los carros, limpiar la casa “no su cuarto” éste debe ser obligatoriamente limpiado siempre sin ningún pago a cambio, háganles la costumbre de limpiar sus zapatos, de que paguen simbólicamente por todo lo que gratuitamente reciben, implántenles la ideología de ameritar una especie de beca escolar que ustedes pagan, y por la que ellos no pagan ni un centavo, eso puede generar una relación en sus mentes “trabajo=bienestar”.
Todos los niños deben desde temprano aprender a lavar, planchar y cocinar para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más difíciles.
Cuida lo que ven y ve con ellos la televisión, y evita caer en el vicio social llamado telenovelas, los videojuegos violentos, la moda excesiva y toda la electrónica de la comunicación, han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó.

Estamos comprometidos a revisar los resultados de "si fuimos muy permisivos", o si sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas domésticas y en un medio ambiente cada vez más deformante.

Ojalá que este mensaje llegue a los que tienen muchachos pequeños y puedan cambiar o hacer algo al respecto, pues ya los abuelos pagaron (o estamos pagando con sangre) la transición...
Que cada quien tome lo que nos corresponda...
Puedes cambiar el mundo desde tu hogar, recuerda que para que triunfe el mal solo se necesita que la gente buena no haga nada…..
Que tengan un excelente semana
Saludos

lunes, 14 de junio de 2010

Enséñale a caer

Autor: Beto Ortiz

Nunca emplees –con tu hijo– la palabra “obedecer” porque es un verbo indigno que denigra hasta a quien lo usa. Nadie es tan sabio que merezca ser obedecido.

Enséñale, más bien, a dudar, a cuestionar, a rebelarse contra todo lo que le parezca injusto, sucio, cruel o falso. Anímalo a ponerse siempre del lado del que va perdiendo, del que se está llevando la peor parte, a proteger al pequeño y al frágil: al anciano, al pobre, al enfermo, a la flor, al niño, al perro. Y a serles fiel.

Enséñale, por supuesto, a pelear por lo que cree. A guerrear como un loco por la verdad a como dé lugar, al precio que sea, hasta las últimas consecuencias. A creer en la gente que la busca y a dudar de la gente que la encuentra. Nunca prohíbas, convence. Nunca des órdenes, plantea siempre un gran abanico de alternativas. En lugar de pretender decirle lo que tiene que hacer, cuéntale tu experiencia: dile lo bien o mal que te fue en la misma situación y después déjalo solo. Que sea valiente y que decida solito. No le impongas tus opiniones. No le impongas tus afectos. No le impongas tus gustos. No le impongas tu religión. Ahórrale la mayor cantidad posible de miedos y de culpas y lo habrás librado de una inmensa carga de dolor completamente innecesario.

No emplees nunca la palabra “cállate”. Jamás grites, ni golpees, ni castigues. Enséñale, más bien, que el que grita más es siempre el menos fuerte, que el que más maldice es siempre el menos temible, que el que insulta más es siempre el más imbécil.

No dejes de abrazarlo y besarlo sin falta todos los días. La certeza de que tú lo quieres más que a nada en este mundo será una razón para aprender a quererse primero y para (intentar) querer a los demás, después.

No dejes de abrazar y besar a tu mujer delante de él, quiéranse siempre a la vista de todos pero cuando tengan ganas de pelear, esperen hasta que él se haya ido a la escuela y peléense en privado. No te permitas jamás, bajo ninguna circunstancia, la suprema cobardía de ofender ante él a su mamá. Recuerda que la madre es lo más sagrado y da la casualidad de que –antes que tu mujer– ella va a ser, sobre todas las cosas, su mamá. Suficiente confusión hay en la vida de los niños como para empeorarla con nuestras frustraciones, nuestros celos, nuestras deudas impagas y con toda nuestra mugre complicación adulta. No toleres nunca en tu casa el dudoso lujo de la violencia, lo único que lograrás será hacer miserable su niñez y cuando crezca y se convierta en la atroz catástrofe que tan primorosamente cultivaste, te devanarás los sesos preguntándote qué hiciste mal.

No tengas miedo de mostrarte débil, falible, imperfecto, equivocado, triste, roto, humano. No te avergüences de contarle tus miserias, tus traiciones, tus flaquezas, tus derrotas. Si le hablas con el corazón en la mano, desarrollará un espíritu solidario y compasivo y será capaz de hacerlas suyas también, aprenderá a no sentirse con derecho a reclamarte, a juzgarte y condenarte.

No te avergüences de mirarlo a los ojos si un mal día te abraza el infortunio y te ves obligado a cambiarlo de colegio, a mudarte a una casa más chiquita, a vender el carro, a dejar de ir al cine, a comer menos lomo y más grated de atún. Si eso ocurriera –toca madera, claro– pero si eso ocurriera, díselo sin pena ninguna, dile que esta carretera en que viajamos nunca va en línea recta y que siempre habrá tramos que te sorprenden con súbitas curvas e intempestivas bajadas.

Y si por el contrario, los dioses te bendicen y contigo la vida se ríe a carcajadas, tampoco se lo enrostres todo el tiempo, no le saques en cara que él tiene todo lo que tú nunca tuviste o que está –por eso– obligado a ser mucho mejor que tú. (Fíjate en la ridícula soberbia que encierra tamaño desafío). No lo obligues nunca a terminar la sopa apelando al hambre que tienen los niños del África a menos que tengas planeado animarlo a donar un porcentaje de sus propinas. Dale todo lo que necesite, pero tampoco mucho más. No olvides recalcarle que a los niños no se les diferencia por las marcas de sus zapatillas.

Enséñale –por encima de todo– esa extraña alegría que solo se encuentra en el dar. Déjale muy en claro que cuanto menos tienes más libre eres, que –al final– tener no tiene absolutamente ninguna importancia.

No olvides enseñarle también a buscar la belleza. Entrénalo para encontrarla a cada paso en la perfección de la naturaleza o en el caos y aún en los lugares más insospechados. Por ejemplo: en su país, en el color de sus ojos, en la tristeza, en el silencio, en su interior.

Nunca censures su curiosidad, no escatimes elogios a su gracia, talento o brillo, jamás silencies sus pasiones. No lo vigiles. No lo espíes. No lo invadas. Jugar es una actividad muy seria que requiere de la más absoluta privacidad. No le mientas nunca, ni para salir en defensa de un héroe de la patria, ni para hacerte negar en el teléfono, ni para justificar la imperdonable inasistencia de Papa Noel. Tampoco para intentar maquillar en algo los tramos menos admirables de tu biografía.

Responde siempre con la verdad a todas sus preguntas, incluso a las más pendejas. Muéstrate siempre ante él gloriosamente desnudo, sin rubores, sin temores, en todo el esplendor de tu imperfección. Que no se olvide nunca de que su mente es el único paracaídas con que cuenta y que solo lo salvará si logra que se abra a tiempo.

No le digas que tiene que leer libros, mejor asegúrate de que, en casa, siempre te vea leer.

No le digas que estudie, haz que sea testigo de la pasión con que haces lo que sea que hagas en la vida para ganarte los frijoles.

No le digas de qué alegrarse, de qué indignarse, a quién admirar y de qué compadecerse. Deja que lo aprenda solo –por imitación o por oposición– viéndote batallar, viéndote sudar, viéndote insistir. Viéndote triunfar y celebrar y también fracasar con toda el alma y volver a empezar todas las veces que sea necesario.

Enséñale, por supuesto, a perder, que eso es algo que nos va a tocar hacer una y mil veces.

Enséñale a fallar, a sufrir, a llorar, a caer.

Por lo que Dios más quiera, si solamente me vas a hacer caso en una, hazme caso en esta, guerrero: enséñale a caer.

miércoles, 2 de junio de 2010

Sobre la certeza...

Hace unos ayeres, leí sobre las ventajas de la incertidumbre... definitivamente cambió la idea que tenía al respecto, ya que hasta ese día, había relacionado la incertidumbre como inseguridad, cómo algo "malo". Pero en realidad la incertidumbre nos mantenía alertas, presentes a cada momento y listos para crecer de alguna manera.

Ahora, he complementado esa experiencia con el concepto kabbalistico de la "Certeza"

Certeza, no es saber que tendremos lo que queremos, si no saber que tendremos lo que necesitamos - Alguno de los Berg


Este concepto de certeza tuvo mucho auge después de "El Secreto", la Ley de Atracción, ya que creíamos que repetirnos las cosas muchas veces, saber que era un hecho tenerla, decretar en presente, etc... era suficiente para materializarala. Pero en la terapia llamada: "Técnica de Amar", manejan un libre albedrío colectivo interesante, en el que si tú deseas algo, que NO te toca, claro que lo puedes materializar, pero eso puede ir desgastando tu esencia en cierta forma. Es cómo ir gastando tus puntos de abundancia en cosas que no te tocaban, por así decirlo.

Entonces, tener la certeza de tener lo que necesitas para tu crecimiento espiritual, siento que trae mauyor armonía a nuestras vidas.

Imaginemos esto, tal vez yo quiero el Audi TT último modelo, y me propongo conseguirlo a toda costa, trabajo tiempo extra, ahorro, consigo "chambitas" y bueno, hago todos mis decretos y proyecciones para obtenerlo. Pero en todo este tiempo dejo de apoyar a la comunidad, y a mi familia económicamente, dejo que mi esposa e hija coman frijoles con ración extra de agua durante meses, tal vez años... Y no pongo atención en las pequeñas señales que se me presentan, indicándome que no necesito un Audi TT para ser un hombre amoroso, valiente e integro... Y aún así, yo insisto y lo consigo. Me compro mi Audi TT último modelo y esto trae una inmensa alegría a mi vida, todos los sacrificios valieron la pena por este momento, cuando me subo y escucho el motor de mi carrazo... ahora si, puedo ser un hombre feliz y dedicarle tiempo al servicio, a mi familia, a mi...

El placer momentáneo, provocado por el comportamiento reactivo, es mucho más poderoso y embriagador que el placer constante de la Luz que es generada a través de la restricción. Pero un estallido de placer reactivo siempre estará seguido de oscuridad - Yehudá Berg


Cuánto dejé ir, cuánto perdí y cuanto dejé de crecer espiritualmente por seguir mi sueño??

Este un ejemplo un poco extremista, pero real...

Entonces, puedo tener el deseo de un auto último modelo, para transportarme... con estilo, por decir algo jaja. Pero vivo con la certeza que sólo voy a tener lo que necesito, para crecer espiritualmente y en armonía.

Ahora ve... y aprende!

martes, 1 de junio de 2010

Un Compromiso Espiritual...

“Para la mayoría de nosotros, elegir un camino espiritual es la decisión más importante de nuestras vidas. Lo que a veces no entendemos es que no es una elección. Es un compromiso. Y un compromiso es continuo. Debe hacerse y renovarse cada día” - Yehudá Berg


Hace unas semanas tuve una plática intensa con dos seres altamente espirituales, seguro cuentan con la sabiduría de varias vidas, aunque en esta les tocó defender arduamente la religión católica. Y fue con ellos que me dí cuenta de mi falta de compromiso con esta religión, nunca hice nada por entenderla, conocerla y estudiarla de la forma que trato de entender, conocer y estudiar cualquier otro tema espiritual… y el que me hayan ayudado a ver esto, se me hace algo respetable y por eso les agradezco infinitamente.

La plática fue sobre: “Las ventajas de regalarle a mi hija el sacramento del bautizo (ó bautismo?)” y abarcó varios temas, pero todo terminó con la frase: “No te quita nada, sólo bautizala y luego que ella decida…”

Una elección así no podría ser tomada tan a la ligera, no puedo iniciar a mi hija en algo con lo que yo no comulgo, y no es que yo no sea católico, yo tuve la “bendición” de ser bautizado, confirmado y hasta casado por el catolicismo, es sólo que ya no creo en una religión excluyente… ninguna.

Desde ese día he estado pensando mucho en el Compromiso Espiritual, muchos de nosotros estamos molestos o decepcionados de nuestra religión por X o Y eventos indignos… muy indignos. Pero qué tanto nos ha servido todo esto como pretexto para no comprometernos con nuestro espíritu?… a veces es más fácil renegar de una religión u otra para no dedicarle el tiempo necesario a cultivarnos espiritualmente, o incluso peor, hay quienes se hacen los ciegos para encontrar el escape en la misa o la iglesia y llenar el vacío espiritual que sienten, o tal vez aminorar la culpa con el diezmo (te compro mi perdón). Y es que, es de humanos buscar un crecimiento espiritual, venimos a esta vida a ser felices y el bienestar espiritual invariablemente trae felicidad. De hecho, algunos confunden la felicidad espiritual con el éxito financiero, se manejan hacia el dinero con la misma o mayor devoción que cualquier creyente en La Villa.

He esatdo estudiando la Kabbalah y ahí hablan de “El Enemigo” el cuál es esta voz que nos aleja de la luz, de nuestro lado espiritual… el cuál tiene varios nombres, pero llamarlo: Demonio es algo ya muy trillado. Entonces, leyendo sobre las trampas que el enemigo utiliza, pude entender que esta postura mía de no pertenecer a ninguna orden católica me estaba resultando en el pretexto PERFECTO para no comprometerme con mi espiritu. Puedo leer muchos correos con temas espirituales, ver videos de alta vibración, acudir a mil cursos energéticos, etc, pero es esto suficiente para sentir que estoy haciendo un trabajo espiritual real?

Yo creo que me había dejado influenciar por “El Enemigo” al grado de ser un católico renegado, trabajador de luz de medio tiempo o simplemente un iluminado de ropero (esperando a salir del clóset), pero en realidad no había sentido el compromiso necesario para buscar en todo momento mi realización cómo ser espiritual, y esto no quiere decir que ya voy a ir a misa todos los domingos o que ya voy a dar el diezmo cómo “Dios manda”, ni que voy a cambiar de giro para dedicarme las 24 hrs a cosas metafísicas. No, mi forma de aportar al mundo es precisamente haciendo lo que hago, eso que me llena y me hace feliz, porqué haciendo lo que hago, sé que estoy apoyando a muchas personas, mi trabajo llega a más lugares de los que había estado consciente y tocar la vida de tantas personas no sólo es una responsabilidad… es un honor. Entonces, sólo me hace falta ser más conciente de la luz, confiar en mi alma y chiquear a mi espiritu.

Así que me dejaré de cosas, tal vez si un día me presentan una religión no exclusiva, ese día me podre considerar alguien religioso.

Por ahora, sólo soy un ser espiritual en búsqueda de la luz, rifándomela momento a momento por tener un equilibrio en todos los aspectos de mi vida (profesional, espiritual, familiar, personal) y esto me recuerda otra enseñanza de la Kabbalah, y es que en la vida cómoda no hay mucha luz que explotar… es en las complicaciones de la vida cuando más lecciones podemos aprender, cuando en verdad se requiere mostrar lo mejor de nosotros, es cuando puede salir lo peor de nosotros… y es justo ahí donde queremos estar.

Prende una vela en un estadio de futbol con todas las luces encendidas… la vela no haría ninguna diferencia. En cambio, préndela en el mismo estadio con todo apagado, y desde cualquier punto del estadio se podrá percibir esta luz. - Yehudá Berg


Así que por ahora, me comprometo con mi espiritu… y mi compromiso empieza por salir de esta zona de confort y llevar mi trabajo al siguiente nivel… Este sólo es el principio, del resto de mi vida. =)

con amor,

Ezequiel Calderón Huaracha
Tierra Planetaria Roja